Éste es el título de las memorias del cineasta Luis Buñuel, que las escribió en colaboración con Claude Carrière. Un libro muy recomendable por varias razones, pero sobre todo porque es entretenido y retrata sin pretensiones buena parte del siglo XX. Su estilo es tranquilo, sin artificios, abundante en digresiones, y que nos lleva de España a México pasando un buen rato en París y un descanso en EE.UU., países donde vivió el director. En sus páginas aparecen decenas de personas conocidad, como Lorca, Borges, Breton, Dalí, Max Ernst….
El último capítulo del libro es el más personal, porque describe con austeridad cómo se sentía a sus ochenta y un años, mientras escribía esas últimas líneas. Detalla cómo es un monótono día cualquiera de un anciano que espera la muerte, que ya no tiene proyectos, que apenas oye ni ve, y que además es ateo convencido (aunque piensa en gastarle una broma a sus amigos llamando a un sacerdote en su lecho de muerte para que le absuelva de sus pecados).
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