En muchas películas de catástrofes el presidente de los EE.UU. es negro o mujer. Si es negro es tan bueno que resulta inoperante o tan malo que hay un blanco que se le enfrenta y lo arregla todo. Ahora ya hay un presidente electo negro en la Casa Blanca, y seguro que ha visto muchas películas como éstas, por lo que ya está advertido.
En las imágenes de la celebración de su triunfo se veían jóvenes negros bailando por las calles, jóvenes blancos estilo ‘indie’ o ‘techie’ coreando a los que bailaban, y personas de clase media baja con los ojos húmedos pronunciando para sí el mantra de ‘sí, podemos’. En otros países del mundo la victoria de Obama ha sido acogida con gran entusiasmo y simpatía. ¿Se verán defraudadas tantas esperanzas? Son tiempos de crisis, y Obama ha ganado por su carisma pero no menos por el cambio que representa respecto de los que han alimentado la actual situación. ¿Abandonarán los negros el gueto?, ¿aspirarán los jóvenes a ser Bibiana Aído? ¿Otros países tendrán un consuelo en los EE.UU.?
Obama no ha salido de un gueto aunque sea negro, tampoco es un ‘indie’. Por esfuerzo y valía personales pertenece a una elite cultivada con inquietudes sociales. Ahora además es el presidente de los EE.UU., que tiene una historia de continuidad y de innovación políticas nada desdeñables. Hará cosas que no hubiera hecho McCain, pero tendrá que demostrar a cada paso que es igual que un blanco (lo que tiene asumido él pero no todos en su país), y tendrá que luchar por aliviar la situación actual y el papel menguante de EE.UU. en la economía mundial. Y no es poco, así que no creo que esto vaya a ser un calcetín.
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