Parecen el nombre de una feliz pareja: empiezan y acaban por lo mismo, siempre van juntos a todas partes y se parecen mucho. Pero no son una pareja bien avenida. De hecho, no son ni pareja cuando conocemos sus apellidos, Fannie Mae y Freddie Mac. Con estos nombres y apellidos la imaginación vuela algo más y pensamos que la primera es apenas una niña rubia con coletas, vestida de tirolesa y dejando enfriar un pastel de manzana en el poyete de la ventana (si en el Tirol las ventanas tienen poyete, que no está claro). Freddie Mac, por el contrario, seguro que es un tipo desagradable, ya mayor, con un rostro turbio o acaso sin rostro ninguno por alguna venganza pasada. Freddie, apoyado por su apellido Mac, podría ser un asesino en serie de jovencitas en un campamento de verano del medio oeste.
Sin embargo son dos empresas norteamericanas semiprivadas que se dedican al negocio hipotecario, y parecen que son de las más grandes, aunque por sus nombres cruzados parezcan una broma. No conozco mucho de ellas, pero sus sedes se corresponden en algo con la descripción de más arriba. La de Fannie es un gran edificio estilo Walt Disney con grandes jardines y un gran letrero en la puerta; la de Freddie es mucho más austera y sobria, y podría esconder en sus sótanos algún secreto inconfesable.
El caso es que estas dos compañías están en apuros y demandan de las autoridades de EE.UU. que las ayuden a salir del bache de las hipotecas basura donde ellas mismas se han metido. De hecho esta petición empieza a ser muy corriente en las entidades financieras en apuros. Y la paradoja es que estas compañías, cuando las cosas iban bien, reclamaban la no injerencia de los poderes públicos en sus negocios y loaban la autoregulación del mercado. Pero ya se sabe que no lo hacen por ellas, sino para evitar males mayores a la economía del país.
¿Seguro que lo escribiste en Julio??? Tenías una bolita mágica para saber lo que iba a pasar un par de meses después???
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