Un alto magistrado, ya entrado en años, administra un pueblo fronterizo en un lugar apartado en los confines del Imperio. Siempre consideraron que los bárbaros les acechaban desde las montañas lejanas, y un día tropas imperiales hicieron una batida por la región. No consiguieron nada, salvo torturar a unos pobres desgraciados que subsistían en las estribaciones del desierto.
Partiendo de este escenario, y con el hilo conductor de la tortura y el miedo a lo desconocido (los bárbaros), Coetzee describe la caída en desgracia de este magistrado y la ruptura que supone en el pequeño pueblo la llegada de los militares.
Un libro interesante que recuerda por el escenario a “El desierto de los tártaros” de Buzzati.
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