Soy de los que le gustan las certezas diáfanas, con límites claros: o blanco o negro. Sin embargo me temo que la realidad, ay, no está por esta labor.
La tecnología, sin embargo, que a la postre se basa en 0 y 1, me apoya; esto es, va contra de la realidad al menos simbólicamente.
Las puntuaciones en internet son abrumadoramente de 1 ó 5 estrellas, no intermedias. La oposición política al gobierno (da igual cuál) siempre ve el vaso totalmente vacío; el gobierno (da igual cuál) ve el mismo vaso llenándose para el siguiente trimestre, a punto de rebosar. Buena parte de las noticias son de las que hacen historia. Una solución no es solución si no es definitiva, total. En cada «Operación Triunfo» nacen tres nuevas estrellas de la fama. Son personajes niños de veinte años. Vivimos en una encrucijada histórica como no han visto los siglos, mañana ya no será como ayer.
Todo es ubicuo gracias a la tecnología y todo es ya gracias a la tecnología. Estamos en Gerona pero chateamos con nuestro amigo de Cádiz o con una desconocida de Bérgamo. Nos transfieren dinero y pensamos que hay algún problema si tarda más de un día o si las cotizaciones de bolsa no son en rabioso «tiempo real». Estamos muy impacientes en estrujar el tiempo para luego hacer poca cosa.
Ya y todo o más tarde y nada.
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