Esto es un mensaje en una botella. No sé quién lo leerá, ni cuándo, ni si lo leerá entero o aburrido pasará a otra página. Sin embargo, lo que parece seguro es que no lo leerá mucha gente. Aun así, está mal irse sin decir adiós.
Empecé hace varios años este blog porque me gustaba decir lo que he dicho. También había un punto de vanidad en esta empresa, y ha ido creciendo esta vanidad hasta convertirse en la razón que me impide seguir. Quizá también influya la astenia primaveral o la pereza que aumenta con los años y que ante cada esfuerzo nos hace preguntarnos ¿para qué?
Agradezco de verdad la lectura a mis seguidores. Quizá sea el medio el que desentona con los mensajes en una botella.
“Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo."
Luis Cernuda
Siempre volvía por Navidad, como el almendro, a reverdecer hojas marchitas. ¿Y hace ya seis meses que te fuiste? Lo fugitivo permanece y dura. Mis mejores deseos.
ResponderEliminarMicro.
No todo vuelve, el río va a dar a la mar.
ResponderEliminarFelices días. Un abrazo
Y de la mar a las nubes y de nuevo a los ríos y vuelta a empezar...
ResponderEliminar¡Cosas más extrañas estamos viendo estos días de epidemia!.
... vaya, aquí resuena a sala vacía, creo que otra vez estoy hablando solo, el encierro me està afectando...
Eehhh! ¿Hay alguién ahí?
En todo caso, espero que todos bien. ¡Salud!
Me alegro de leerle, como siempre. Por aquí andamos, sin coronavirus pero con otros achaques propios del temperamento. Qué tiempos estamos viviendo... que con suerte olvidaremos pronto como casi todo. Un abrazo, y aquí estamos.
EliminarVaya, la botella con mi mensaje no ha llegado ni a mojarse... los optimistas a veces incluso acertamos!
ResponderEliminarPues me alegro de verdad. Si este lugar sigue abierto y receptivo será un placer pasar de vez en cuando a saludar. Y por supuesto a echar alguna puya, estimulante medicina contra la pereza y los achaques mentales.
Un gran abrazo