De algo antes de mi época había una canción que decía: "si escucho un grito mortal / y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga". Cuando era joven pensaba qué gran verdad, hoy pienso: no tiene hijos.
El profesor Neira paseaba con su hijo cuando intervino en defensa de una mujer agredida, sufriendo la peor parte. El señor Pérez dejó la mano de su hijo de cinco años en la de su mujer y salió en defensa de otra persona con resultado parecido.
No sé si son héroes, pero dieron ejemplo a sus hijos y a muchas otras personas. Ahora sus hijos son huérfanos y sus mujeres viudas. Nunca he estado en esa circunstancia pero ¿se sienten los hijos, sus parejas, reconfortados por el sacrificio?
Mejor no pensar en el riesgo, porque regresaríamos a las cavernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario