Con el tiempo uno relativiza (al menos yo). Pero durante la siesta la armadura de los años afloja y uno se sorprende, y no debería.
Escuché a un par de personas hablar de la serie de televisión 'The Big Bang theory'. Comentaban las situaciones con gran interés y durante los quince minutos que estuvieron hablando, créanlo, escuché adjetivos como 'inteligente' y 'original'. Hace unos días leí en el periódico un sorprendente artículo sobre un científico (¡en activo!) de la NASA que revisaba los guiones de la serie.
Decidí darle una oportunidad en contra de mi costumbre (recuerden que soy pesimista), y vi un capítulo: puede ser mala suerte, pensé; y vi otro, puede que la suerte se repita; y otro y otro hasta hacer cuatro. No perderé mucho tiempo en decir lo obvio para no ofender a nadie. Pero de lo que quería hablar no es de eso (hay tanto parecido ahí afuera), sino de por qué me parece tan detestable, especialmente detestable.
Hay otros programas que pretenden inducir al espectador con risas enlatadas en off. Hay series con personajes delirantes y extravagantes, ridículos. He comido ostras con más gracia. He aguantado a ver varios minutos de 'Sálvame de luxe', y parece más honesto porque uno sabe a ciencia cierta lo que va a ver. He visto porno, que tiene su utilidad, y he tomado alucinógenos que estiiiiiiiiiran la realidad. Pero, ¿todo a la vez?
Lo peor para la humanidad sería que quien tuviera un problema fuera yo, y no Sheldon Cooper.
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