Leo en la prensa de este fin de semana que Caixa Catalunya premia a los impositores de depósitos superiores a los 30.000 euros con una biografía escrita por un periodista. La TAE es del 3’38%, por si lo están considerando. Si yo fuera periodista me sentiría muy incómodo por este demérito, al equiparar periodistas con cuberterías, bicicletas o viajes a Benidorm. Pero la idea en sí no es mala: sacan a un periodista del paro y aumentan el ego del impositor escribiéndole sus memorias. Lo mismo hará la competencia con albañiles, abogados o economistas.
Lo que creo que resultará incómodo en este caso es el procedimiento para escribir la biografía: ¿le sientas en el salón de casa con una copita de oporto y te pones a hablar y hablar (de la mili, del primer amor, del primer empleo…).
A más de uno le resultará embarazoso contar esas intimidades a un desconocido o, incluso peor: no tener nada que contar, que somos la mayoría. Por favor, díganme que me equivoco.
Referencia: “El País”, domingo 22 de marzo de 2009, suplemento ‘Negocios’, página 27.
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