He regresado de vacaciones entero, y he aprendido varias cosas. Aparte de los lugares que he visitado en Italia, sé que no hay que invertir en hoteles. También que mi espíritu empieza a fatigarse con las giras veraniegas y el calor y las masas; he aprendido pues que el verano lo hizo Dios para descansar junto a una masa de agua y un buen libro, por ese orden. Y que es mejor hacer pequeños viajes al año que uno grande y extenuante.
Escribí hace tiempo en este dietario que cuando era joven y aguerrido viajero me deprimía volver a entrar en la cutre España desde la limpia y ordenada Francia. Ahora ya me he reconciliado un poco con mi país, y al menos los trenes, los autobuses, los hospitales, las calles y las fachadas de España están muy por delante de sus homólogas italianas. También por último he aprendido que en todas partes cuecen las mismas habas, subproducto de los tiempos y las geografías. Viajar relativiza, por eso es bueno.
¿Nápoles? ¿Sicilia?
ResponderEliminarQuite las interrogaciones y una las dos palabras con la conjunción copulativa 'y'. ¡Qué pleno!
ResponderEliminarUn saludo
Pues ya ve, de tanto leerle entre líneas he acabado desarrollando capacidades insospechadas...
ResponderEliminarNo, todo se pega menos la hermosura :-)
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