Pintaron la fachada y al poco la chiquillería del barrio había dejado aquí sus trazos. El primero manchó, pero el centésimo…Todo está revuelto, confuso, sólo descifrable por sus autores, que dirán: mira, ahí estoy yo. En los barrios ricos no pasan estas cosas, salvo cuando los hijos imitan a los pobres y se bajan los pantalones a medio culo y calzan playeras.
El extremo tiene un cierto atractivo. El exceso, aunque nos empacha, también nos seduce. No nos dejan indiferentes, porque nos quieren decir algo, aunque a cada cual una cosa diferente y quizá opuesta.
Barriada 25 Años de Paz. Calle Federico García Lorca, Málaga
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